Cuando "Voy en un coche" irrumpió en el panorama musical patrio en 1991, parecía evidente que Christina y Los Subterráneos estaban muy lejos de revolucionar la música nacional como llevaron a cabo sus coetáneos de La Movida Madrileña. En lugar de llenar el vacío que dejaron formaciones de la talla de Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides, o Radio Futura; "Voy en un coche" resultó ser nada más que el añorado deseo de Christina Rosenvinge de no perderse el éxito de sus antiguos compinches, utilizando su ambiguo encanto seductor en un intento a todas luces falto de originalidad. Y es que señoras y señores, por muchos quejidos en voz nasal y fraseo apático, y por mucho artificio indie-rock, "Voy en un coche" continúa siendo, 30 años despues, el resonante lamento de una niña rica que nunca pudo quitarse la φόβος de encima. O como dirían Siniestro Total: "Ellos no sabían que ella tenía un coche; ella no sabía que eso era una roca".