"Welcome To My Island", esa inevitable pretensión de Caroline Polachek por aparecer en el panorama musical. Una canción digna de hacer bostezar hasta al ser más enérgico, arrastrándose en su suelo de clichés y melodías plagadas de autocomplacencia. Como si Mozart, Bach y (inserta aquí a cualquier prodigio musical) no hubieran creado ya lo suficiente en la historia de la música. No, a Caroline parece importarle un bledo e insiste en torturarnos con este bodrio soportable solo para oyentes novatos e ignorantes. "Welcome To My Island" es otro ejemplo de ese desesperado intento de abordar el colectivo de música indie-pop ya navegado por artistas como Charli XCX, FKA twigs y Kim Petras–allá tú, conmigo que no cuenten.No satisfecha con ser sólo el eco incoherente y edulcorado de quienes ha querido imitar, nuestra altiva señorita Polachek ha sabido contagiarnos su ego, de seguro para cubrir su aparente falta de humanidad. Si con esto buscaba una ovación, solo ha cosechado sonrisas burlonas y miradas perdidas en la mediocridad del magnetismo indie-pop.