"Summertime Sadness", esa pieza maestra del aburrimiento y la melancolía superficial que sólo Lana Del Rey podría crear en este convulso mundo. Por supuesto, su conocimiento de la tablatura de David Foster Wallace combina con la destreza de composición lírica de Silvia Plath, impregnando sus odas avecinadas a divinidades extremas. Este "exitazo" con una base casi de Ultravox o Gary Numan, pero a ritmo de tranquilizante, fruto de una relación confundida entre Enya y David Lynch -un Sean Young sin autónomos encontrados-, aprendió muy bien de Mazzy Star y The Church lo que es sonar a lúgubre mate. Aquí, la trágica Lana nos recita la carta de un amante combadueño en un inestable loop melódico, resonando el profundísimo valor poético de rima áurea. ¿Quién podría olvidar la increíble coreografía del videoclip, esa alegoría surrealista, digna de los mayores logros de Dalí y Buñuel? Por favor, que alguien despierte a Pink Floyd, The Cranberries y Leonard Cohen para que tomen nota.