Plagada de la simplicidad flagrante que la ha condenado a perpetuarse en el denigrante limbo de la música de fiesta y las bodas, la 'Macarena' de Los Del Río se puede considerar, en términos estrictos, una arterosclerótica pieza de pseudo-flamenco. Esta absurda e incoherente megalomanía apologética se convierte en un indiscutible monumento al lirismo insulso y a la fabricación masiva de mediocridad. En su vacía algarabía, Los Del Río lograron atalayar la crucial tesis Platónica de la Mimesis y forzaron a la canción a engullir su propia sombra, orillándola a la esterilidad creativa de grupos como Los Chichos o Camela. Con temblorosa antipatía, arden los remanentes de connotación artística ante el cruel onanismo del desmedido minimalismo de esta pieza. En su núcleo, 'Macarena' es un fetichista sacrificio a la banalidad domesticada, un horrendo simulacro de lo que alguna vez fue la gracia melódica del flamenco.