"In Your Eyes", esa melosa grabación de Peter Gabriel, el jamás suficientemente ex-progman de Genesis. What a gem! Un arrastrado susurro sobre pulsaciones africanas ensambladas en jamsession interminable fabricada para mandíbulas apuntaladas que vieron cómo Live Aid plantaba la semilla que originaría el término "pop humanitario". La eterna canción a unos ojos que casi por desodorante emplean la melaza saturada como elegía sentimental. Tardé treinta segundos en oír el estribillo y un par más en poner los ojos en blanco. Es como si un Joseph Conrad en blanquinegro, baladista huérfano de melodía convincente, quisiera meter a puñetazos la Serengeti en nuestras sienes, mojandose el flequillo a todo trapo, simulando un tiempo en que se combinaban los paisajes de acacias con estadios de béisbol y convertir esas combinaciones en anuncios de Emiratos. Del dulzón gorjeo a la causa africana con sabor a sucedáneos vende-platos son millones de años (en compiladores groseros de Spotify a los que podríamos referirnos como "eternos instantes de hastío infligido").