¡Oh, sí,bendito sea Papá Nöel Lléname el Tanke, ese brillante despropósito encabezado por la eterna reina del kitsch ibérico, Leticia Sabater! ¿Qué decir de esta cacofonía informe revestida engañosamente de canción que tiene tanto contenido intelectual como una alpargata? Nuestros oídos enmudecen ante la exhibición de histrionismo exacerbado de la otrora suspirada musa rosa, tatuaje perecedero en la nómina del Z-list nacional, perpetrando inexplicablemente un tema descaradamente sazonado con la esencia de Locomía, aquella legendaria tribu de abanicos motorizados. Óigase, no escapa a mi saber enciclopédico de las artes, el insulto velado que supone semejante chanza musical a celeberrimas bandas de la talla de Los Planetas o los tratadistas pop La Casa Azul. En serio, hagamos las paces con nuestros tímpanos y abandonemos a tiempo toda pretensión navideña vehicular. El Ojete Calor causado por la propuesta de Doña Leticia figúrase ya irreparable.