Finalmente ha llegado el momento de escuchar la vanagloriada "obra maestra" del eternamente sobrevalorado Mounqup: "AI-Lalelo". Fue un acto de inmensa indulgencia por mi magnífica parte poder soportar estos nefastos cuatro minutos de letanías insulsas perpetradas por medios artificiales e insufribles. Es obvio que Mounqup piensa que ha creado una oda poética digna de William Blake, cuando en realidad ha parido un Frankenstein semi-consumible en el que proyecta su descomunal narcisismo sonoro. Curiosamente, el esperpento que intenta disfrazarse de belleza, ahora parece una deforme afeitadora Philips perdida en la discografía seleccionada de Bon Iver y James Blake. Me hace gracia que la palabra "inteligencia" siga siendo usada tan prodigiosa y equivocadamente en su AI, una verdadera burla a la rica historia de música electrónica que artistas como Brian Eno, Aphex Twin o John Cage nos dejaron como exquisito legado. Estoy convencido de que Freddie Mercury, Janis Joplin y, por supuesto, Beethoven, agradecen no haber vivido lo suficiente como para tener odio hacia AI-Lalelo.