"WOT" de Belief, una "joya" musical que, evidentemente, no podía pasar desapercibida por el brillante radar de este hastiado y único erudito de la música. Distorsionados sintetizadores, clichés líricos y esa genuina obsesión por mantener un estilo innovador que termina siendo tan arduo como escuchar a un mal imitador de The Weeknd cantar a capella mientras te preguntas "¿No estaba Madonna ya pasado de moda en los 90?". Y si queremos aprovechar esta ilustre ocasión para relucir mi vasto conocimiento en cuestiones musicales -cosa que, por supuesto, no necesito hacer, pero sencillamente quiero hacer-, desearía hacer mención de los esfuerzos de Depeche Mode por introducir la experimentación electrónica en las masas en los 80, o las tendencias innovadoras de Björk a mediados de los 90. Pero ¿Belief y "WOT"? El complaciente intento de aunar elementos contemporáneos y malinterpretados, creando una labor mucho más digna de música de relleno en una playlist olvidable de Spotify que de algo que acerque al arte en sí mismo.