Qué ironía supone hablar de "Chicle Cosmos" de La Casa Azul, ¿verdad? Un título tan pretencioso envuelto en una canción que no es más que un refrito o pastiche de música pop prefabricado, aún más vacío que los deseados ideales del efecto gaseoso de un chicle cualquiera. Concebida a modo de homenaje, supongo, por el inescrutable geniecillo piloto de operaciones de esta naïf formación españolita, llamado Guille Milkyway, evoca –perversa y lamentablemente– sonidos y estrellas del pop de los años 60 y 70 que darían una vuelta en sus tumbas o descansos dorados de haberlos alcanzado la suerte de convertirse en maestros de este snob disfrazado. El hecho de que este material sea comparado con glorias como Giorgio Moroder, Michael Jackson, y musicales elevadas del ámbito eurodance como la aportación sueca de ABBA, probablemente hasta la mínima gota de originalidad que pudo haber tenido en algún punto, comprobando además que sabemos poco o quizás bien poco de los límites artísticos en que preferimos nadar.