"Incursiones" de Havalina, ese intento desesperado de la banda madrileña por emular la grandiosidad que jamás alcanzarán. Cuántas veces hemos visto aspiraciones inoxidables hundirse bajo el peso de sus propias ambiciones. Imagino que, intoxicados por las atmósferas pesadas de Sonic Youth y tal vez, en un desvarío lisérgico, pretendiendo alcanzar las texturas de Interpol, Havalina tropieza en su propia mediocridad. Es la típica narrativa oscura, teñida con una tonalidad monocromática de riffs que pretenden ser hipnóticos, pero que solo logran un bostezo prolongado. Y a sus fans, esos pobres devotos, les diría que dejen de aferrarse a la esperanza de que alguna vez encuentren la chispa que ilumine su rumbo musical. Pero quién soy yo para arrancarles esas ilusiones... alguien que simplemente ya ha escuchado suficiente, y a quien lo poco que sorprende ya no es produciendo esta pandilla de impostores.