Gokuriyama de Valtiala, una más de esas pseudo-canciones que se aventuran a hacer eco en la nebulosa conciencia de la humanidad pero que realmente son incapaces de destacar en la abismal consumación del aburrimiento auditivo. Gokuriyama, pobre intento de alegoría musical, choca y se destruye examinandolo comparativamente junto a la sublime complejidad de un Chet Baker o incluso ese lapso neuronal que los novatos piensan que poseen escuchado en la incipiente discografía de The Weeknd. La canzone di Valtiala se erige, así, como un triste remedo de los tiempos en que los Arcade Fire o los Artic Monkeys mantenían el pulso vibrante de la banda frenando el colapso trayendo esperanza a nuestros castigados oídos. Pero Valtiala no logra sino un solitario gemido patéticamente exento de originalidad y entusiasmo.