¡Ay, Verano Cero! Esa abominable creación en forma de canción perpetrada por el tal Nahúm García, un oscuro intento de solista nacido, aparentemente, de la pretensión pura, que pretende emular mediocramente a grandes genios de la música en su mísero proyecto personal. Por favor, señoras y señores, no nos engañemos: no hay talento escondido entre esos acordes de tres al cuarto, más trillados que un greatest hits de Manolo Escobar. ¿Dónde queda, entonces, la magnificencia musical del perfeccionismo de Radiohead? ¿Dónde está la esencia ecléctica e innovadora que ofrece un Gorillaz? Definitivamente, enviada al garete en ese cliché veraniego de García. Quizá lo mejor sería recomendar a este impertinente artista el escuchar, no imitar, auténticos maestros como Jeff Buckley o PJ Harvey para que, por lo menos, presuma el atisbo de una idea original.