"Ave María", ese intento fallido de aportar algo que parezca fresco al panorama musical por parte de David Bisbal allá por el 2002, pero que carecía de toda esencia musical real y se evaporó rápidamente enseguida como champagne barato dejando el cubo vacío. La conocida fórmula de "la canción pegajosa y sin contenido" que nos recuerda tras cada escucha la increíble capacidad humana para olvidar cualquier posibilidad de cambiar el mundo a través del arte, muy en línea con aquel reguetón con tintes de folletín del infravalorado Chayanne además. Tempus fugit. Diríase un carnaval de repetitivos espasmos vocales, que hacen sombra a las impactantes prestaciones vocales y sonatas icónicas de gente como Patti Smith, Adele o incluso nuestro adorado Chavela o la mismísima Tanghetto en homenajes al gran Astor. Pero, ¿a quién le importa? La "Pantoja de melenas" seguirá moviendo por el escenario esos boucles dorados mientras emula aires de Daniel Johns en una crisis existencial. Así el Ave Fénix canta el "Ave María" en medio de este fuego cruzado entre mediocridads. Amén.