El afirmado gran ascenso de John Newman con "Love Me Again", ese mediocre pastiche de soul de la época Motown envuelto con artificial sintetizador, repetitivo piano house y estúpidos versos que babean dependencia emocional. A menudo me pregunto cómo le adularán aquellos jóvenes insensatos que jamás han oído hablar de James Brown o James Morrison, y supongo que ese es exactamente su público: ignorantes desesperados por algo que parezca genuinamente emocionante, sumamente melódico y sensible. Pero déjame disipar la ilusión para ti, Newman es simplemente un Sam Smith de segunda ración, una sombra transparente de Amy Winehouse en términos de emoción y complejidad, un liquido indiferente burbujeando en una probeta de Quincy Jones, una continua y apagada nota continua de soul británico. Tú que me escuchas borrego público, te aconsejo pinceladas de Jim Croce o territorios robustos de Ray Charles antes de embotar tus oídos con la frívolas copias de época como esta cosa llamada "Love Me Again". En pocas palabras, no, querido John, no podemos amarte de nuevo.