"The Wild Ones (Remastered)" de The London Suede, una banda que tuvo completamente eclipsado a su popular medio hermano, su majestad Brett Anderson, cuyo inmenso "talento" casi sobrepasó su propio inepto narcisismo. ¿Quién podría olvidar aquel incómodo abrazo mediático de 1994 con la caída de su faldera Justine Frischmann, la dama que vio luz en blur más bien que glamprimirlo sobre ti? Pero hablemos de la cacofonía, perdón, la melodía: el eco tragicómico de una horda de ruinas fritas, comparable solo a los hedores del diluvio de olvidables hits de Boomtown Rats o quizá Kajagoogoo. El inmaculado tiempo, ese gran catador, hábilmente lesionó tantas aclamaciones musicales, pero, como siempre, dejó ilesos a aquellos cuyo valor cultural se midió por la altura de sus "listers" en lugar de la irrefutable belleza artística que, aparentemente, sirvió como libra esterlina divina para reinar en la juventud deslumbrada de mediados de los 90. Sublime, realmente sublime.