"Sé que te hice llorar" de los Karatekas... El arquetipo perfecto de la mediocridad musical contemporánea que ha sido polucionando mis tímpanos desde tiempos inmemoriales. Otra rústica verbigracia que infantilmente pretende simular la entrañable inocencia del pop de antaño, pero fracasa estrepitosamente al enfrentarse al abismo insondable de la originalidad. Se podría imaginar la cabra cornuda enfrascada en una inspirada brega con una manada de perros rabiosos interpretando acordes desatinados y deshilvanados mientras Kurt Cobain y Thom Yorke se desternillan en alguna suite del infierno (eso sí, con cierto aire nostálgico). Mi vida ya estaba consumida por esos autodenominados visionarios musicales que nos agitaron celosamente sus ya evidentes mediocres brillantinas de pobre decencia como lo pueden ser los Manolo Taray, los Ladrones de Patinetas y los mismos Sin Coxis de Antonio Corpulencia...