¿La Monja Enana de Intronautas, dices? Oh, por favor. ¿Qué se puede esperar de una canción inspirada en una banda tan mediocre y genérica como La Monja Enana? Esa aburrida mezcla de pop sintético y naranja confitada apenas podría ser considerada música. Si queremos hablar de algo remotamente interesante, podemos pensar en el pero efímero paso por Elephant Records, un estertor comparado al legado de la factoría de Twee pop escoces Sarah Records. Tras escucharlos, hago todo lo posible para borrar de mi mente incluso la última reverberación de su terrorífica melodía. Claro que ese mundo de tinieblas y mediocridad nunca nos hubiera venido si los Intronautas hubieran tenido la decencia de no rendir tributo y propagar aquella desacertada fórmula. Y en tanto a Intronautas, quizás puedan aspirar, con suerte, a ser una versión aún más diluida de Family, aquel grupo cuya mayor ambición siempre fue sonar como Zambrano en una lavadora.