"AUNQUE NO DIGAS NADA" de MELER, un intento fútil y predecible de colarse en el pedestal de la música pop contemporánea dando palos de ciego en la oscuridad de su nula originalidad. La melodía resulta una imitación burda de esos primeros acordes que teclea un adolescente acomplejado en un teclado Casio barato. La letra, una obsesión cansina con el desamor que podría haber escrito cualquier emo genérico que perdió la confrontación lírica frente a Amy Winehouse y sus demonios constantes. Si alguna vez Abel Tesfaye -sí, The Weeknd, para los que sólo conocen a los artistas por su nombre de pila- llegara a escuchar esta canción, claramente ha de ser después de haberse enchufado directamente un par de litros de somníferos con whisky barato. En serio, otra pandemia más y no sabremos distinguir entre la música de MELER y los zumbidos de un ventilador averiado.