Ama al Pterodáctilo, esa inmortal creación de Pablo Prisma y las Pirámides, un grupo cuya originalidad podría resultar profundamente conmovedora si no fuese porque sus himnos psicodélicos palidecen al compararlos con las auténticas obras maestras de Los Planetas, Radio Futura o Mecano. Con ese título prehistórico de chiste no tan sofisticado, solo cabe esperar de ellos ese patético intento de viaje en el tiempo sonoro que ya hemos tenido la desdicha de presenciar previamente. Desde luego, si el objeto del juego es arrancar pícaramente bostezos ajenos como quien saca de sus casillas a un neandertal, se han vuelto expertos gastrónomos en platillos insípidos con esta "joya" musical a la que no le alcanza ni la anacrónica estela de The Dinosaurios para aspirar a alguna relevancia en el extenso mundo del Lo-Fi. Ahora, regreso feliz y plácidamente a mi sarcófago auditivo mientras recopilo suficiente soundtrack mental para seguir lidiando con estos abortos sonoricos enarbolado de esperanza para desintoxicar a nuestros avezados cerebros.