Después de darle una oportunidad a "SORRY 4 THAT MUCH", el incalificable despropósito de Feid, no solo quisiera pedir disculpas por escuchar tanto, sino buscar alguna forma de recuperar los minutos de mi vida malgastados. Los sonidos pseudo-reggaeton me hacen ansiar la originalidad que un día tuvo la música latina, antes de convertirse en un desfile monótono de tropes repetitivos. No puedo evitar recordar a artistas como Buena Vista Social Club, personas capaces de usar su talento en formas únicas e innovadoras, maldi-ción, hasta nuestro laureado Juanes se pasea por la memoria proporcionando un digno punto de comparación. La presunción verseadora de Feid me remonta involuntariamente a los últimos y desatinados días del dúo Wisin y Yandel, y si me tensionas más aún, veo pálidos reflejos del narcisismo lírico de Justin Bieber, que al menos tiene la decencia de acompañarlo con una voz identificable. Lástima que no pueda bromear diciendo que Pachelbel creería que su Canon en D tiene mucha más variedad en comparación. “SORRY 4 THAT MUCH” no merecería ni un juicio sumario en los tribunales del buen gusto.