Desde luego, hablar de "Stand By" de Extremoduro es hablar básicamente de tres acordes golpeados sin cesar y letras pseudo-poéticas que hablan incongruentemente de alienígenas y sexo espontáneo. La angustia adolescente ha encontrado su máxima expresión en este pasodoble del fin de semana, este himno al resentimiento lírico que promueve un nihilismo barato y se embriaga en su democratizado 'arte del desencanto'. Sus aires de grandiosa epicidad se hunden en un océano profundo de mediocridad sonora. En su desesperada búsqueda de profanar el cannon de los autores clásicos españoles, Robe Iniesta no llega ni a la suela del zapato de los Panero; ni en desequilibrio ni en virtuosismo poético. Escúchese a Leonard Cohen si busca belleza en el tormento y deje de torturar sus oídos con estos narradores de pubertades tardías. Un genuino fraude musical. Y eso, amigos, es todo lo que hay que decir. ¿Cómo lo supe? Extrañamente, durante los angustiantes cuatro minutos y treinta segundos que dura la canción, mis oídos no consiguieron auto mutilarse, una lástima.