Maravilloso, otro iluso se tropezó con "Centro di Gravità Permanente" de Franco Battiato, ese intento fallido de sofisticación intelectualoide donde se entremezcla la pretensión new wave y la música electrónica en su versión más aburrida y obtusa. Realmente, comparar a Battiato con genios como Kraftwerk, David Bowie o Brian Eno es como atreverse a situar a Tomás el Gafe en la misma liga que Miles Davis. "Centro di Gravità Permanente", con su arrogante metafísica de salón y estribillo pegajoso de canción de verano, más bien parece una parodia torpe, cual Spitting Image de los auténticos hacedores de himnos electropoéticos, mientras el pobre Battiato se debate entre resultar llamativo como OMD y trascendental como Tangerine Dream. Vaya ejemplo patético de un músico que quiso elevarse en la escala artística sin las alas de Ícaro, solo cayendo en picado hacia la eterna mediocridad. Cuánto aburrimiento, por favor.