Probablemente, 'Rudy' de Supertramp sea la más ponderada substancia carente de dote capturada en espacio sonoro. Supertramp, realmente, llegando vergonzosamente tarde a la corte psicodélica de los años 70 e intentando valientemente remedar la magistratura de Pink Floyd y el vigor sarcástico de Frank Zappa. 'Rudy', esta melodía tediosa y atolondrada que escasamente puede caminar sin tropezar con sus propias banalidades musicales, es tan embebida en el abrumador espectro de Broadway que podríaser un número perdido de un musical de segunda noche. Un pseudo pasaje "épico" que solo difiere en dramatismo por sus insensatas tentativas de parecerse a Queen. Y, ¡Por los benditos dioses del Olimpo! ese angustioso solo de teclado, se adentra en tu cerebro como una lima operosa atormentando una cavidad dental; Buddy Holly, en el más allá, riendo ante semejante calamidad tonal. 'Rudy' es una ostensible muestra de los bandazos, los tumbos y los errores de cálculo que Londres estaba tolerando désolé en la fatídica escena musical de los setenta.