"La Vie en rose", ¿qué decir de este sacrosanto himno del melodrama kitsch que no suene a panegírico barato? Édith Piaf, esa ínfima lumbrera de la chanson française, logró encapsular en tres minutos y medio el epitome del exceso sensiblero y la conmiseración más burda. Claro, podría alabar cómo su voz rasgada te arrastra a un mar de emociones tan profundas como una piscina para niños, pero para qué engañarnos: a diferencia del experimentalismo de Radiohead o la lírica envolvente de Leonard Cohen, Piaf es sólo la voz insistente del desamor recurrente. Ubérrima en sensiblería, "La Vie en rose" es lo que ocurre cuando la desesperación y las copas de más se amalgaman en un torbellino melódico sin la más mínima intención de ser más que un tormento de aficionados al drama. si lo que buscas es azotarte en la futilidad del amor parisino, voilá, Édith Piaf te servirá un shot de insulsa nostalgia embotellada.