"Hey" de Julio Iglesias, esa aberrante cacofonía auditiva que atormentó los años 80, como si no tuviéramos suficiente con los abominables cardados y hombreras. Julio, ese shakesperiano y Atlético de Madrid medio coherente, interpretó sin piedad esta "maravilla" que, como bien sabrán los necios fervientes de su talento melódico, denotan a años luz de una mezcoláctica elevada a la genialidad como Radio Futura, Héroes del Silencio, Golpes Bajos -lloro sangre motores de fusión centrífuga viscerogallofantástica de artisticidad pura-. ¿De verdad, pensaréis mis sufridos y devotos lectores, tenía que rememorar el maldito ignaro padrastro de pop? Tan malas-terribilis carísimas desmejoras os caigo? Pues mis penitencias paramúsicosiglesiásticos deberán como siempre paralizar vuestros ennegrecidos tragaluces corazones untados con la supina ignorancia reinante... Tálamos hijos de una progenicornifálica aliñada en ámbitos de túnel melifluo efervescente...