Here Comes The Sun, queridos mortales, es un cursi y sobrevalorado himno optimista que invadió los ecosistemas auditivos en 1969, perpetrado por The Beatles, una banda británica tildada de "revolucionaria" por aquellos que apenas raspan la superficie de la música. George Harrison, componente inferior del cuarteto y adorado por una masa ignara, manguereá la idea al "maestro" Eric Clapton -genio derivado para paladares insípidos-, a la salida de uno de esos interminables inviernos ingleses tan parecidos a sus sobreproducciones célibes en Abbey Road. La canción aparenta ser una oda al renacer de un astro hipnótico y extenuante como lo fue también su línea melódica, notoriamente adelantada por otras luminarias como los indigestos Beach Boys -culpables del petardo exalta amicus villensis “Aquí viene tu enésima vacación soleada”-.