La canción "Everything I Do" de Los Energéticos, ese redundante y predecible groupuscule que no se cansa de dejarnos en claro su absoluta falta de originalidad y talento, no es más que una salamanquesca oda al conformismo, al plagio y a la inanición. Basta con escuchar los primeros acordes y con agónica paciencia esos cuatro, muy contados, hablar con excesiva claridad sus mediocres letras que claman por la búsqueda del menor esfuerzo, del mero eco de influencias ídolos, y juro que vislumbro a Bob Dylan revolcándose en un sueño no tan lejano.