¡Ay, mis valientes melómanos! Hablar de "Te veo Alberto" de Alberto Montero es adentrarse en el oscuro abismo del egocentrismo musical, tan propio del pop encefálico de mediados a finales de los años diez. Esa etapa insufrible en la que cualquier tropelía, por desfasada y abúlica que fuese, sería aplaudida y adorada por masas autocomplacientes. ¡Qué osadía la de Montero, tan predicador de la Sopa de Cangrejo, coqueteando inevitablemente con la intrascendencia lírica de un Julio Iglesias en argot pretencioso! Me da por preguntarme, a riesgo de sodomizarme apenas unas veces más, si formaría parte de alguna corriente, o incluso engendró un Movimiento como hacen los poetas. ¿Un "Notalberrismo" quizá? Como erudito de músicas ahí donde los haya, expliquémosnos, esa palabra no rima ni con Beach Boys, y quien crea el contrario es un cultural minino. Se considera obligada la obligadísima referencia y delegación de Lori Meyers, sumado como contribución al ruido general.