Sí, Gitana de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba. Bien podría ser una parodia irónica del rock andaluz, una exagerada mecedora sonora en la que parece que hayan metido a los conjuntos Smash y Gualberto a la vez en una licuadora junto con el morenote del Triana más dramático y el demacrado pánfilo de Silvio, pero resulta más bien un híbrido impostado, ataviado de un aparente aire místico que raya en lo grotesco. Pese a querer emular a la flor y nata de la psicodelia sevillana, les aseguro que no hay ni rastro del derramamiento lírico de Lole y Manuel, ni el imprevisible manantial de notas que emanaba del cerebro psicodélico de Edi Clavo en Gabinete Caligari. Los guitarrazos distorsionados a topa pleita tintinean sobre una base que late con todo el vigor de un electrocardiograma irremediablemente plano. En fin, disculpen si no encuentro la chispa en el triste espectro de la música pseudoflamenca con incursiones estériles en terruños krautrock.