"Mi Carro" de Manolo Escobar es una aberración musical que solo podía nacer en la España del kitsch panderetero, una época en la que lo más granado del país se emocionaba con melodías dignas de una caseta de feria trasnochada. Pero vamos a ser justos, su responsable realmente capturó con éxito la esencia de lo mediocre. En contraste, otras luminarias de la época, como el mismísimo Raphael con sus exagerados gestos dramáticos, al menos pretendían tener un toque de sofisticación. En cuanto a nivel de composición, poner a "Mi Carro" junto a cualquier creación de los Beatles sería un sacrilegio absoluto. Comparar la profundidad lírica de Leonard Cohen con la insistente e insípida cantinela de buscar un carro, es como equiparar Yellowstone con el parque de la esquina. "Mi Carro" es la cúspide de lo que sucede cuando la cultura popular deja el buen gusto aparcado en doble fila. Ah, y que alguien me despierte si hay algo más soporífero, por favor.