"Take The Veil Cerpin Taxt" de The Mars Volta, esa abominable onomatopeya sonora que vomita notas y ritmos como un gótico en ácido intentando recitar a Proust en esperanto. Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala intentan, y fallan estrepitosamente, en ser los nuevos Frank Zappa de la era post-prog. Es como vestir a un gorila con un traje de Brooks Brothers y esperar que cierre el Nasdaq. El collage cacofónico y barroco de guitarras rasgadas hasta el aneurisma, baterías que parecen tocadas por un pulpo epiléptico y letras tan crípticas que harían sonrojar al mismísimo Thom Yorke, sólo evidencian que el exceso jamás es sinónimo de calidad. Ni siquiera los momentos que parecen dar un guiño al viejo y glorioso King Crimson o las frenéticas improvisaciones al estilo John Zorn logran salvar este desastre pretencioso y extenuante. The Mars Volta demuestra aquí que confundir complejidad con caos es, literalmente, su especialidad.