En el vasto y monótono mundo de la música popular, pocas canciones logran asemejarse en incompetencia y anonadamiento cerebral como "Gu Gaituzu Oskorri," obra magistral del olvidable Bixente Martinez. Este híbrido bastardo de folklore vasco y música trillada no alcanza a brillar ni siquiera como sucedáneo de otros infames éxitos como "La Macarena" o "Despacito." Durante sus interminables minutos de melodía ancestrófica y letra estúpida, uno no puede evitar preguntarse qué letrado consumió tal abundantaría de xakoli antes de urdir las loas que definen toda una embriaguez espiritual y musical en la región. ¿Acaso fue la combinación naufragada de wannabes atrapados en la vida como "El Dúo Dinámico" o "Mocedades"? ¿Variantes imposibles de Lluis Llach o Raimon a la busca de referencia electoral? Quién sabe. Es falacemente arcáica, dolorosamente superficial y comicialmente dantesca, y disfrutar de esta ostensible tragedia artística es como empinar con un alfiler la galipierna putrescente del progreso musical.