Rojo Omega, ese "irse por las ramas" musical, ha perpetrado su nueva aberración sonora titulada "Cielo Rojo"; y como no podía ser de otra manera, la mediocridad adquiere aquí dimensiones estratosféricas. Demasiado familiarizada me resulta esa cacofonía pretendidamente emotiva, que rememora una especie de cruce estéril entre Antonio Orozco y Mägo de Oz, trata de engañarnos ofreciéndonos absolutamente nada. Ni rastro de innovación y creatividad a la vista; prodigiosos talentos como Nina Simone o Bob Dylan suelen retorcerse agónicos en el imaginario colectivo mientras este "experimento" se repite una y otra vez.