La cacofónica oda pseudorromántica titulada "Besos", perpetrada por esa modesta bazofia auditiva conocida como El Canto del Loco, es un vulgar intento de reciclar fórmulas gastadas del peor pseudo-pop en español, hacina mentiras en pro del amor y promueve una cursilería latente en cada sílaba gangrenosa. Una canción que podría ser el accidental hijo, trío producto entre Hombres G y la horrenda seudo-profundidad de Maná, mientras Alejandro Sanz mira desde lejos enredándose en metáforas recurrentes sobre peces y lunas. Cualquier amante de la música dispuesto a defender con uñas y dientes un mínimo de sentido en la composición y la deconstrucción pensaría que esto debería desterrarlos desde el páramo suficiente de "Aute des vides" hasta el calabozo intrindexílico uniconsonántico en que los taxidermistas de hologramas silbentes oaxaqueños tendrán que balbucear trovas en láser inapelables hasta su merecido descanso… si eso abre algún resquicio para interpretarlo.