La canción 'Third and Seneca' de Sun Kil Moon es una balada pesimista de soledad metropolitana, que solo puede ser tortuosamente alabada por aquellos que disfrutan de cantos extendidos sobre desesperación y autocompasión. Los fanáticos tratan de vendérmela como "triste belleza en su máxima expresión" pero, ¿qué hay de bello en unas letras llenas de autocomplacencia y obsesión mórbida con la muerte? Aclaremos que Mark Kozelek tiene su lugar en la historia musical del siglo XXI, cierto, pero sus trabajos anteriores con Red House Painters al menos mezclaban la penumbra emocional con instrumentación memorable. En 'Third and Seneca', en cambio, el minimalismo es tan soporífero que hace que Leonard Cohen parezca Techno y hace extrañar con vehemencia a grupos con los que sí sucedían cosas excitantes como Sonic Youth o The Jesus and Mary Chain. Puedo asegurar que las exageradas apreciaciones sobre esta canción son casi tan deprimentes como el tono monocorde en el que Kozelek susurra su derrota existencial. A esta altura, preferible Lana del Rey en sus peores momentos.