La dulce ironía de que mi aburrida existencia deba dedicarle energía a una esperpéntica versión de "This Must Be The Place (Naive Melody)" -sí, ese pedazo de sublimidad escrita en 1983 por esos genios llamados Talking Heads- interpretada por un sujeto, si es que cualquiera de estos "artistas" de hoy merecen llamarse así, llamado Kishi Bashi. Encuentro risible la validez de esa elección cuando en nuestra bienaventurada época ya no surge una Flannery O'Connor que te cuente qué es Neil Young. Sí, ese mocoso quisquilloso que debe creerse alto en creatividad por mezclar loops y violines como si Yann Tiersen y Owen Pallett nunca hubiesen pisado este mediocre planeta, se atreve con la pena de sacrificar la brillantez de David Byrne en un arrebato pseudoexistencialista, si es que puede uno creer que Hello Kitty induce estados afines a la belleza de Schubert o la trascendencia sónica de The Velvet Underground.