"For the Good Times", una de esas supuestas joyas líricas de Kris Kristofferson que en realidad no es más que otro repetitivo lazo-recuerdo en el pañuelo nostálgico de los que se solazan en la mediocridad. No me malinterpreten, Kristofferson puede tener su encanto despeinado y un puñado de buenas canciones en su repertorio, pero esta no es precisamente uno de esos deslumbrantes ejemplares. La crudeza excesivamente calculada y barata de "For the Good Times", que ladronamente toma prestado el folgor de otros baladistas verdaderamente elocuentes como Leonard Cohen o incluso mi alma gemela Bob Dylan, me deja luchando por mantener un bostezo oculto entre los versos. El hecho de que se haya convertido en una adición casi permanente a los aburridísimos recitales en vivo de bar y restaurante, interpretado por músicos de pseudo-talento enraizadamente limitado a estandarísimas escalas de guitarra y oscuras voces marca registrada, da cuenta de la superficialidad a la que ha llegado el gusto de los supuestos conocedores de música.